martes, 26 de abril de 2011

RIFKIN Y LA CIVILIZACIÓN EMPÁTICA

He leído algunos de los libros de la amplia y prolífera obra de Jeremy Rifkin, y creo que éste, “La Civilización Empática: la Carrera hacia una Conciencia Global en un Mundo en Crisis”, es el más ambicioso y completo de todos. A través de los 15 capítulos, el autor nos permite adentrarnos en múltiples temas y en diversas épocas de la historia de la humanidad, y lo hace con una erudición que uno no puede sino que admirar.

El eje conductor de este nuevo libro de Rifkin, su idea central, es la empatía, termino que se habría usado por primera vez a principios del siglo XX y que encuentra hacia finales de ese mismo siglo la base biológica que la explica y la fundamenta: las neuronas espejo.

El autor realiza una sugerente e interesante “re -lectura” de la historia de la humanidad a partir del desarrollo de la empatía en los seres humanos, atributo que en los últimos años se ha descubierto que también existe en algunos animales, pero con menos desarrollo. El análisis histórico del avance de la empatía, Rifkin lo realiza haciendo el consecuente análisis de la evolución de las personas en cuanto a individuos, del despliegue de sus autonomías, libertades y sentido de la responsabilidad. Y en esto evidentemente tiene razón, pues difícilmente se puede sentir empatía sin una conciencia clara de la propia individualidad.

“La Civilización Empática” está llena de hipótesis y de “hebras” para entender distintos aspectos de nuestra civilización. No obstante lo anterior, la hipótesis central es que la humanidad ha ido avanzando perseverantemente (aunque a través de oleadas empáticas, no de manera lineal) de estados de menos empatía a estados de más empatía. Este progreso, sin embargo, se ha realizado con un alto costo ambiental, que Rifkin llama “deuda entrópica”.

El crecimiento sin precedentes de los sistemas globales de comunicación, sobre todo el de las TICs, estaría según el autor abriendo notables espacios y oportunidades para dar otro salto en el avance empático de la humanidad. Pero para no repetir lo sucedido en otros momentos de nuestra historia, en que el desarrollo de las revoluciones energéticas y de las comunicaciones ayudaron a progresos relevantes pero con costos ambientales importantes, el mundo actual tiene el gran desafío de revertir esta paradoja: mayor empatía y mayor deuda entrópica.

La Era de la Empatía, entonces, supone varias cosas, entre otras una empatía universal, ampliada también a todos los seres vivos y a toda la naturaleza. Esta empatía universal será la base para establecer una nueva relación con la biósfera, de la cual los seres humanos somos partes, y de resolver temas tan centrales para el destino de la humanidad como es el cambio climático.

La visión planteada por Jeremy Rifkin en este libro, es una visión de moderado optimismo de la historia humana y por cierto también de su presente y de su futuro. Las neuronas espejos establecen una predisposición genética hacia la empatía, pero evidentemente no la aseguran; el desarrollo de la conciencia ética de la humanidad debe hacer la otra parte.

La humanidad ha ido conformando un núcleo básico de comportamientos éticos reprochables y los derechos humanos pareciera que ganan cada vez más terreno. A nuestro juicio, la empatía, y todo lo bueno que hay en la humanidad, tienen a nivel global al menos dos grandes test para probarse a sí misma: por una parte la superación del hambre y la pobreza y por otra el cambio climático. Al respecto, comparto el optimismo moderado planteado en este notable libro.