Desde su lanzamiento como idea en los años 2003/2004, y en la medida que se ha consolidado como apuesta nacional, muchos nos hemos preguntado si el “Chile, Potencia Alimentaria y Forestal” no necesitaría un complemento, otra idea que la precisara y la vinculara a ciertas metas.
Yo hasta ahora había creído que ello no era necesario, que los grandes desafíos de los países, en cualquier parte del mundo, siempre tienen algo de ambigüedad, en general tienen varias interpretaciones y sus metas más específicas pueden ir cambiando conforme se implementan.
A mi juicio, la apuesta “Chile, Potencia Alimentaria y Forestal” desde sus orígenes estuvo bien orientada enfatizando su dimensión exportadora, ojalá a los mercados de más alto valor, y que nuestros productos fueran reconocidos mundialmente como confiables y seguros. Pero esta es una interpretación, solamente. Otra interpretación pareciera creer imprescindible el desarrollo de los mercados nacionales, sin negar la relevancia de las exportaciones. Esta igualmente enfatiza la inclusión de la pequeña agricultura a esta apuesta.
Es evidente que estas interpretaciones no son incompatibles, y más bien representan matices de una misma comprensión. En todo caso, “Chile, Potencia Alimentaria y Forestal” no da para todo; tiene una especificidad que es la vocación y potencial productivo de Chile que solo puede expresarse en plenitud exportando; exportando más y mejores productos. Tal especificidad no es compatible, por cierto, por ejemplo, al concepto de soberanía alimentaria entendida como autosuficiencia.
Dados los escenarios climáticos y alimentarios globales, presentes y futuros, es evidente que uno de los elementos que más están condicionando y condicionarán el desarrollo de la agricultura y de la industria de los alimentos es el cambio climático y sus exigencias de mitigación y adaptación. La próxima década, con seguridad, será la década de la huella de carbono como instrumento de gestión cuyo objetivo es hacer más eficientes enegética y ambientalmente los procesos productivos del sector y así responder a las exigencias que nos vendrán desde los mercados internacionales.
Si esto es así, ¿por qué no complementar nuestro “Chile, Potencia Alimentaria y Forestal” con el complemento Carbono Neutral?, lo que significa reconocer y posicionar la realidad de un sector silvoagropecuario que en su conjunto captura más carbono que el que emite. ¿Qué opinas tú? Es un debate abierto en que todos podemos participar.
5 comentarios:
La apuesta chilena de ser "potencia alimentaria y forestal" sin duda requiere complementarla y orientarla a las necesidades actuales y futuras de los mercados. Tal como lo planteas muy bien en tu exposición, el concepto "carbono neutral" da sustento (y también superficialidad comercial) para poder incentivar el interés cada vez más creciente de poder comprar y consumir productos elaborados más responsablemente con nuestro mundo.
Francisco:
La actual revolución alimentaria mundial tiene en lo que tu sostienes uno de los elementos más centrales: la producción y el consumo responsable de los alimentos.
La condición de "Potencia Agroalimentaria y Forestal Carbono Neutral" es un claro indicador del nivel de desarrollo alcanzado por el país, que junto con dar una excelente Imagen-País, que desde ya nos posiciona muy bien en la OCDE, además da a los exportadores nacionales una base para cumplir con los requerimientos crecientes de los consumidores, en relación con los GEI asociados a la producción de alimentos importados.
En resumen, debemos entender el concepto de "Potencia", no por el nivel de producción, sino por la calidad ambiental de la producción, siendo el compromiso efectivo con la mitigación del cambio climático un valor diferenciador de los productos y productores chilenos.
sin duda, que desde el momento en que se planteó el "Chile Potencia Agroalimentaria" no sólo se observó el objetivo de crecimiento del país, sino que también, la brecha institucional y técnica que es necesario superar para alcanzar dicha meta.
Al observar los altos niveles de exportación, considero que ya es tiempo de poseer una organización sectorial capaz de sustentar tanto los buenos como los malos momentos, en que la caída del dollar no dañe tan sanguinariamente a los exportadores, en dónde la palabra Chile sea garantía de confianza para los consumidores.
Bristol:
Absolutamente de acuerdo. En sociedades y mercados en los cuales la volatilidad es uno de sus rasgos mas distintivos, en que la variabilidad de variables claves para el desarrollo económico, como el tipo de cambio y los precios internacionales, un objetivo cada vez más central de la política agrícola y alimentaria debiera ser el que los ingresos de los produstores tenga un rango de variación más acotado que el observado durante los últimos años.Para ello es necesario ir desarrollando y adecuando a las realidades sectoriales mecanismos de seguros y coverturas, entre otros.
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