viernes, 6 de enero de 2012

Convergencias Tecnológicas y Agricultura

NueVivimos en tiempos de la híper tecnología, en que la tecnología pareciera invadirlo todo, desde lo más grande a lo más pequeño. A pesar que actualmente la fe ciega en el progreso se ha debilitado, todavía pareciera confiarse en que las nuevas y más potentes aplicaciones tecnológicas en los más distintos ámbitos del quehacer humano, pueden ayudarnos a resolver los notables problemas que como humanidad hoy enfrentamos; muchos de los cuales son producto del propio desarrollo tecnológico de las décadas pasadas.


Nuevos  materiales
 Si es evidente que los desarrollos tecnológicos provenientes de las TICs, la biotecnología y la nanotecnología nos seguirán sorprendiendo en el futuro cercano, nos sorprenderán mucho más los desarrollos provenientes de las convergencias entre tales tecnologías. Si bien algunas de ellas son en sí mismas convergencias tecnológicas, para efectos de este artículo entenderemos como convergencias tecnológicas a la concurrencia y participación de las TICs, la biotecnología y nanotecnología en la generación de aplicaciones que den soluciones a problemas concretos de la sociedad. Estados Unidos y la Unión Europea además incluyen a las tecnologías que amplían las capacidades cognitivas de las personas. 

La bioinformática y la nanobiotecnología son dos ejemplos de convergencias. La primera con algunas pocas décadas de desarrollo y la segunda mucho más nueva. Ambas convergencias sin duda tendrán notables usos en la agricultura y en la industria de los alimentos en los años que vienen.

Dado que la bioinformática es más conocida, solo diré que las “potenciaciones” no van solo desde las TICs a la biotecnología, fundamentalmente a partir de la ampliación de las capacidades para procesar información biológica y en el mejoramiento genético. Tal potenciación también va desde la biotecnología a las TICs, como por ejemplo, a través de la utilización por parte de las tecnologías digitales de los algoritmos genéticos, de los patrones de codificación de los organismos vivos y del uso de cierto material biológico en partes de los computadores, entre otros aspectos.

En relación a la nanobiotecnología, podríamos en términos generales entenderla como la nanotecnología que incorpora componentes orgánicos, sean estos microorganismos o partes de ellos, como enzimas, metabolitos, toxinas, antibióticos, etc. En la actualidad se están invirtiendo ingentes recursos en este ámbito, en temas como la biofetilización, el diagnóstico y control de plagas y enfermedades, el mejoramiento genético, la degradación de pesticidas y la bio remediación. Todo indica que la nanotecnología está empezando a ayudar a resolver algunos de los actuales problemas que se presentan en la biofertilización y el control biológico, razón por la cual estas ultimas prácticas con toda seguridad se ampliarán significativamente en el futuro. (Ver artículo de referencia)  

El mundo que viene será un mundo se censores, a todo nivel y en todos los ámbitos. Habrá nanocensores, biosensores, nanobiocensores. Algunos serán muy sofisticados, otros muy sencillos. Por su naturaleza, los censores entregan información y, por lo tanto, independientemente de su contenido de TICs, su vocación y articulación será principalmente digital. Si bien la agricultura de precisión no se agota en el uso de censores, es evidente que los desarrollos es esta área fortalecerán la agricultura a la medida y a la incorporación de la lógica de precisión en todos los eslabones de las cadenas agroalimentarias.

Personalmente no soy un determinista tecnológico, tampoco creo que la autonomía de este ámbito del quehacer humano sea absoluta. La tecnología interactúa con otros ámbitos, como el sociopolítico y el de las instituciones. Y se influyen recíprocamente, al menos en algunos aspectos. Creo, sin embargo, que con un buen discernimiento ético y de cada realidad, las notables oportunidades que nos están ofreciendo las grandes revoluciones tecnológicas y sus convergencias nos permitirán salir airosos de los desafíos que como humanidad tenemos frente al cambio climático, la seguridad alimentaria y el uso sustentable de los recursos naturales. En estos temas he sido siempre un optimista moderado…..y sigo siéndolo.

lunes, 21 de noviembre de 2011

INIAs de Tercera Generación

Las agriculturas y las industrias alimentarias de América Latina están teniendo nuevas y notables oportunidades. Los sectores agroalimentarios de nuestra región tienen múltiples activos para concebirse como parte de la solución y no del problema del difícil escenario alimentario del mundo y de sus exigentes desafíos, presentes y futuros.

Para que tales oportunidades puedan concretarse, es necesario asumir en plenitud dos hechos sustantivos: a) que es necesario hacer una apuesta decidida por la productividad agrícola, de tal forma de reducir las brechas con las agriculturas de países desarrollados, las que lejos de disminuir o mantenerse se han seguido ampliando, b) que es preciso hacer notables esfuerzos por mejorar el desempeño de los INIAs de la región los que, no obstante su gran diversidad y algunas notables excepciones, en promedio presentan importantes dificultades para contribuir a los procesos de punta que están transformando nuestras agriculturas.

A mi juicio, el principal desafío que tienen los INIAs es constituirse en actores relevantes de la nueva revolución agrícola y contribuir a su despliegue en la región.

Desde una perspectiva histórica, no caben dudas de las importantes contribuciones realizadas por los INIAs de América Latina en aquella otra gran revolución agrícola que fue la revolución verde. Fueron los años de la creación de estas instituciones en los tiempos de los sistemas nacionales de investigación agrícola durante las décadas de los 60, 70 y parte de los 80 del siglo pasado. Eran los tiempos de los INIAs de primera generación.

Durante la segunda mitad de los años 80 tal contribución se fue debilitando y en las dos décadas posteriores algunos INIAs de la región fueron desmantelados total o parcialmente. En este contexto se fue posicionando el concepto de la innovación y los incentivos a la demanda para facilitar un rol más activo de las empresas en la definición de las agendas de investigación y en los procesos de innovación agropecuarios. La investigación agrícola pasó a un segundo plano. Eran los tiempos de los INIAs de segunda generación.

Con el debilitamiento del Consenso de Washington y las crisis de precios de los alimentos del 2008 y del 2011 empieza nuevamente a posicionarse el rol central de la investigación agroalimentaria y su relación con los procesos de innovación. Es el tiempo de los INIAs de tercera generación. Es el tiempo de los INIAs de la nueva revolución agrícola. Algunas características de estos INIAs serían:

a) Siguen realizando investigación básica y aplicada, pero en una perspectiva de investigación agrícola para el desarrollo, pensada desde sus inicios en los objetivos del desarrollo.

b) Forman parte relevante de los sistemas nacionales de innovación agroalimentarios. En este sentido los INIAs son una de las fuentes de la innovación agrícola, pero no necesariamente la única.

c) Cuentan con sólidas alianzas con el sector privado y con las universidades.

d) Poseen modelos de de gestión más empresariales, con una cultura de resultados, de la evaluación de impacto y del control social.

e) Son parte activa de redes internacionales de investigación, desarrollando alianzas con instituciones líderes de la región y del mundo.

f) Generan una buena articulación investigación – extensión dado que están preocupados de la senda de impacto de sus “productos” de investigación.

g) Disponen de una visión estratégica sólida.

Todas estas características les exigen a los INIAs disponer de nuevas capacidades y competencias: capacidades estratégicas y prospectivas, capacidades de gestión relacional y de gobernanza y por cierto también capacidades en algunas de las tecnologías de punta.

Cada vez es más evidente que el mundo y América Latina están empezando a vivir una nueva revolución agrícola. Cada vez es más evidente que la región necesita de INIAs de tercera generación. Varios INIAs de la región han iniciado este camino. Los años que vienen serán un tiempo de muchas exigencias en esta perspectiva.

miércoles, 26 de octubre de 2011

El regreso de la “extensión agrícola”

Efectivamente, la extensión agrícola está de vuelta. Después de su notable debilitamiento de los años 90, y en algunos casos de casi su completo desmantelamiento, los distintos países de América Latina y el Caribe están rearticulando o intentando rearticular sus sistemas de extensión o de asesorías técnicas.

Los tiempos económicos, culturales y sectoriales de hoy, como es evidente, son muy distintos a aquéllos del “primer extensionismo” de las décadas del 50, 60 y 70 del siglo pasado. Incluso su nombre pudiera no ser el más adecuado, cuestión que abordaremos en los párrafos finales de este artículo.

A mi juicio el actual extensionismo agrícola está vinculado directamente con el nuevo paradigma tecnológico agrícola, del cual hemos hablado anteriormente, y es un elemento crítico para responder a los nuevos desafíos de poder contar con más, mejores y más diversos alimentos. El nuevo extensionismo, debiera ser otro extensionismo, entre otras cosas porque se da en un mundo rural y agrícola más complejo, sistémico, más horizontal e interactivo. También debiera ser distinto pues los productores agrícolas hoy son distintos, más concientes de sus derechos y de sus responsabilidades, más empoderados.

La extensión está directamente vinculada al desarrollo agrícola y rural. En este sentido, quiero compartir una de las tantas definiciones sobre el desarrollo, una de Amartya Sen, Premio Novel de Economía, que a mí me hace mucho sentido y que tiene que ver con el tema de la “extensión”. Sen define el desarrollo como un proceso esencialmente de ampliación de las capacidades y libertades de las personas. La extensión tiene que ver con eso, con la ampliación de las capacidades. A mi juicio, este es un propósito de la extensión, sea agrícola o rural, que le otorga un aspecto de especificidad. Entonces, la extensión es un instrumento de ampliación de capacidades, pero evidentemente no el único.

A mi juicio, un segundo elemento de especificidad del nuevo extensionismo es su vinculación con la innovación, especialmente con la innovación tecnológica. Estamos hablando de extensión para la innovación. Si esto es así, la innovación le otorga a la extensión de hoy una dinámica interactiva, más de ir de venir, muy diferente a lo que ocurría en el pasado, en un mundo más lineal. La extensión ayuda a que la apropiación social o comercial de lo nuevo ocurra efectivamente, que el nuevo conocimiento, las nuevas tecnologías o prácticas sean procesadas interactivamente por los productores, en algún grado adaptadas por éstos, y finalmente si todo va bien, adoptadas para mejorar la productividad y los ingresos.

Un tercer elemento de especificidad de esta extensión, diferente a la de décadas pasadas, es su pluralidad de formas de organización. En un mundo culturalmente diverso y plural, en que ya no hay un solo modelo de desarrollo y un solo camino para alcanzarlo, la extensión agrícola y rural también es plural desde una perspectiva de su organización, propósitos y conocimientos que van y vienen. Además, las soluciones técnica posibles son múltiples como también lo son los actores que se incorporan a esta tarea.

Finalmente quiero expresar una cierta incomodidad con el término de extensión. Me siento más cómodo con el de “asesoría”. No obstante, creo que de lo que realmente estamos hablando es de gestión de la innovación, y en esta perspectiva los “extensionistas” cumplirían más bien el rol de gestores de la innovación, de coach, en una relación de acompañamiento interactivo con los productores.

lunes, 19 de septiembre de 2011

El nuevo paradigma tecnológico agrícola

Hoy vivimos una transición hacia la consolidación de un nuevo paradigma tecnológico agrícola. Este paradigma tecnológico post-revolución verde se desarrolla en el contexto de la “modernidad tardía” y, como tal, aprovecha la acumulación de conocimientos generada en las décadas pasadas y empieza a hacerse cargo de los riesgos creados en esa época y de las nuevas demandas de la sociedad y los consumidores en relación con los temas ambientales. Es el tiempo de la pluralidad de modelos y trayectorias a la modernidad y del debilitamiento de la fe absoluta en la ciencia y la tecnología para controlar y hacer más predictible el mundo. Es el tiempo, además, de los riesgos sistémicos.

El nuevo paradigma tecnológico agrícola tiene como marco el paradigma tecno-económico creado por la masiva utilización de las TIC y de la biotecnología. Tiene como marco, igualmente, las nuevas demandas de la sociedad, de los mercados y de las cadenas agroalimentarias, algunas de las cuales se relacionan con la diferenciación de los productos, la calidad y la inocuidad, la bioseguridad, el bienestar animal y el uso sustentable de la biodiversidad y de los recursos naturales. Este nuevo paradigma se desarrolla, además, en momentos en que las ciencias y tecnologías empiezan a buscar nuevas convergencias y los enfoques sistémicos ganan terreno. El nuevo paradigma tecnológico agrícola es parte de este nuevo clima intelectual y tecnológico global.

El núcleo del desafío tecnológico agrícola del siglo XXI es la producción de más, mejores y más variados alimentos y productos agrícolas no alimentarios a través de procesos productivos que: a) generen menos gases efecto invernadero, b) usen más eficientemente el agua, c) ocupen básicamente la misma superficie de tierra, d) respondan a nuevos estrés bióticos y abióticos provocados por el cambio climático y e) estén sometidos a una mayor vigilancia de la sociedad en relación con las tecnologías utilizadas. Todas estas son nuevas restricciones y exigencias a la producción prácticamente inexistentes en la época de la revolución verde.

En este contexto, los objetivos del desarrollo tecnológico “sectorial” son el aumento de la productividad, el mejoramiento de la calidad industrial, nutricional y organoléptica de los productos y el uso sustentable de los recursos naturales. También es la búsqueda de estabilidad de los sistemas productivos agrícolas. El nuevo paradigma está cambiando sustantivamente algunas características fundamentales de la revolución verde. Algunos ejemplos son: a) el manejo uniforme de los predios, el cual está siendo sustituido crecientemente por la agricultura de precisión, b) el alto uso de insumos químicos, cuestionado por sus efectos en la concentración de gases de efecto invernadero y c) la apuesta al desarrollo de un solo tipo de agricultura, lo que se reemplaza por una pluralidad de formas de hacer agricultura: tradicional, transgénica, orgánica, entre otras.

La modernización agrícola no tiene, por lo tanto, una sola opción y trayectoria. Tal modernización ya no significa la utilización de determinados insumos y el domino de una sola racionalidad.

Si la biotecnología, las TIC y la nanotecnología tienen cada vez más amplias e insospechadas aplicaciones en el desarrollo tecnológico de la agricultura, la convergencia entre ellas no hará más que multiplicarlas. Basta con mirar lo que ocurre en la actualidad con la bioinformática y los incipientes usos de la nanotecnología en el desarrollo de la agricultura de precisión. A estas convergencias tecnológicas, se sumarán otras nuevas, pues no cabe duda de que el mundo se encuentra solo en las etapas iniciales de esta tendencia.

En la era de la agricultura del conocimiento y de la nueva revolución alimentaria, la forma de medir el desempeño sectorial empieza a incorporar nuevos indicadores como el rendimiento por unidad de agua y la huella de carbono. Probablemente cada vez más otro indicador de desempeño será el de componentes activos de los productos agrícolas por unidad de tierra o recurso hídrico. Los conceptos de “a la medida” y de “precisión” empiezan a ser centrales, como igualmente el de la diferenciación y el de la gestión de la calidad y su aseguramiento.

Un aspecto central del cambio de paradigma tecnológico de la agricultura es aquel que se refiere a los conceptos predominantes que han sustentado el desarrollo tecnológico agrícola y que han otorgado las características principales a las institucionalidades nacionales que lo fomentan: nos referimos a los conceptos de investigación e innovación y a los sistemas nacionales dedicados a estas áreas.


Nota: Este texto forma parte de un artículo más extenso publicado en el último número de la Revista del  IICA, COMUNIICA, de Julio de 2011





jueves, 28 de julio de 2011

LA NUEVA REVOLUCIÓN AGRÍCOLA

Los tiempos actuales son tiempos de cambios. Esto, que es válido para los más distintos ámbitos del quehacer de nuestras sociedades, también lo es para el sector agrícola. Tanto es así, que la agricultura de nuestros días es distinta no solo a la existente tres décadas atrás, sino a la existente en la última década del siglo XX. La agricultura mundial y también la agricultura de América Latina vive una Nueva Revolución Agrícola.

Las notables transformaciones sectoriales se sustentan en los cada vez más sorprendentes usos de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y de la biotecnología en el desarrollo agrícola; en los inéditos cambios en la gestión y modelos de negocios de las empresas agroalimentarias; y en las transformaciones que están ocurriendo en los mercados de productos agrícolas y en los comportamientos de los consumidores de todo el mundo. Todos estos ámbitos constituyen las principales fuentes de desafíos y de oportunidades para la innovación agroalimentaria. Además, recién estamos empezando a ver las primeras aplicaciones, aunque en muy pocos países todavía, de una nueva tecnología, de enormes e inimaginables aplicaciones, como es la nanotecnología.

Es necesario tener en consideración que si el desarrollo de las TIC, de la biotecnología y de la nanotecnología constituye una fuerza transformadora y de ampliación de las fronteras de posibilidades y de generación de riqueza, tal potencial se multiplica varias veces si tenemos en consideración la convergencia entre tales tecnologías. Estas convergencias están empezando a verse, por ejemplo, en la agricultura de precisión.

La Nueva Revolución Agrícola representa un conjunto amplio de oportunidades cuyo aprovechamiento dependerá de muchos factores, entre ellos, de las inversiones en ciencia y tecnología que realicen tanto el sector público como el privado; de la calidad de los recursos humanos, y de la estrategia para mejorarlos; de las políticas públicas de apoyo a los sectores productivos de pequeña y mediana escala; de las estrategias de gestión de los riesgos que afectan el desempeño del sector; y del desarrollo de los sistemas nacionales de innovación agroalimentaria.

El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) está fortaleciendo su apoyo a los países para que avancen en el desarrollo sustentable, competitivo e inclusivo de sus agriculturas. América Latina tiene un conjunto de “activos” para lograr incorporarse a esta Nueva Revolución Agrícola en marcha.


Este artículo fue publicado en PAdigital (Panamá) el sábado 9 de julio de 2011,
http://www.panamaamerica.com.pa/periodico/edicion-anterior/opinion-interna.php?story_id=1069314



martes, 28 de junio de 2011

LA ÉPOCA DE LA "GRAN DESORIENTACIÓN" DE LIPOVETSKY

En estos días he concluido la lectura del último libro de Gilles Lipovetsky, el libro “La Cultura – Mundo: Respuesta a una sociedad desorientada”. Como una buena parte de sus otros libros, en éste el autor se concentra en analizar las principales características y tendencias de la actual fase de la modernidad, que él llama hipermodernidad.

Entre otras ideas que puedo destacar de tal lectura, es aquella sostenida por Lipovetsky en cuanto a que este siglo XXI sería el siglo de la cultura y de la tecnología, a diferencia del siglo pasado que fue el siglo de la economía y de la política. Él afirma, además, que los cuatro vectores organizadores de esta fase de la modernidad son el hiperconsumo, el hiperindividualismo, la hipertecnificación y el hipercapitalismo.

Otra tendencia de los tiempos actuales sería la pérdida de la fe ciega en la idea del progreso y en las entidades de referencia, las que en fases anteriores de la modernidad generaban certezas y ayudaban a definir las identidades personales y colectivas. Como otros autores, destaca la paradoja en cuanto a que como nunca antes la humanidad tiene más libertad y más conocimientos y no obstante siente que se ha debilitado su control del mundo y de sus propias vidas. Esta sería, de todas maneras, una modernidad menos optimista que la modernidad temprana.

Vivimos, entonces, como lo señala Lipovetsky, una Gran Desorientación. Esto es coincidente con lo señalado por autores como Anthony Giddens en su libro “Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas”. En términos muy categóricos (y casi atemorizantes, al menos para mí) el autor de “La Cultura Mundo” afirma que difícilmente el mundo volverá a tener las certezas de antes.

Para este autor, a pesar de la “gran desorientación”, la mayor centralidad que está teniendo y tendrá la cultura ofrece notables posibilidades a la acción humana; dando a las personas un cierto control sobre sus vidas. Igualmente sostiene que no obstante que las sociedades se parecen cada vez más entre sí, existe una pluralización de los modos de vida al interior de ellas.

Es evidente que no es fácil vivir en este mundo, donde día a día debemos tomar múltiples decisiones (como nunca antes en la historia de la humanidad), construir nuestras identidades personales con pocos referentes sustantivos y con Estados que han perdido el poder de protección de antes. En este contexto, la política ha perdido, también, la capacidad de construir el futuro.

Las personas y las sociedades anhelan superar o hacer soportable tal desorientación, tales incertidumbres, la ausencia de instituciones creíbles. Parece que el cambio, al tener la velocidad que tiene, con una sobreabundancia de información que más que ayudar desconcierta, apabulla y amedrenta. Muchos parecieran querer decir, ¡paren el mundo por un momento! ¡déjennos algo del mundo pasado!.

Es así como en este contexto parecen estar de vuelta, al menos en parte, algunas de las instituciones o referentes que la primera modernidad en su soberbia racionalista quiso expulsar o anunció su muerte. Es así como “regresa” Dios, se reconoce la importancia de las tradiciones, se revitaliza la familia y la nación, y se aspira al afecto y al calor de la comunidad.

La Cultura - Mundo es un libro sugerente, que mira el presente y el futuro, que ayuda a interpretar dónde estamos y qué podemos hacer para tener una mejor sociedad y una vida más plenamente humana en un mundo que se transforma vertiginosamente en distintas y a veces contradictorias direcciones.

lunes, 30 de mayo de 2011

BUENAS NOTICIAS DESDE GUADALAJARA

Guadalajara, ubicada en el Estado de Jalisco, es la segunda ciudad más poblada de México.

Esta ciudad funcionó, durante la semana que recién termina, como la capital latinoamericana de la innovación agroalimentaria. En efecto, el pasado miércoles 25 de mayo se constituyó en esa ciudad  la Red de Gestión de la Innovación Agroalimentaria y luego, el jueves y el viernes, se realizó un seminario internacional sobre el tema de la innovación en la agricultura y en las cadenas agroalimentarias, actividad que reunió a 300 personas de distintos países de América Latina y de España.

La Red constituida tiene la característica de congregar a las distintas instituciones, públicas y privadas, que conforman los sistemas nacionales de innovación agroalimentarios de los países de la región. A ella concurren, por lo tanto, instituciones del sector privado, fondos de innovación, consejos de ciencia y tecnología, universidades y los institutos de investigación agrícola correspondientes. Su propósito principal es potenciar los procesos de gestión de innovación en el sector agroalimentario a través del intercambio de experiencias, de información, de cooperación técnica, aprovechando sinergias y complementariedades.

Dicha Red debe entenderse como parte del Sistema Hemisférico de Tecnología e Innovación Agroalimentario y  en cuanto tal tiene vocación de articulación y complementación con las distintas instancias existentes en la región, como son los PROCIs y FORAGRO.

En relación al Seminario mencionado, este representó una muy buena oportunidad para debatir sobre temas relevantes para el presente y el  futuro de las agriculturas de América Latina. En este contexto se debatió sobre la Nueva Revolución Agrícola; sobre los sistemas nacionales de innovación; sobre las nuevas formas de generación y apropiación del conocimiento en las cadenas agroalimentarias; sobre la gestión de la propiedad intelectual; sobre las innovaciones institucionales; sobre las relaciones investigación / innovación; y sobre las oportunidades y desafíos alimentarios de la región.

En dicho Seminario también se compartieron y analizaron experiencias de las instituciones que fomentan y apoyan los procesos de innovación agroalimentarios en los países de América Latina. Igualmente se expusieron algunas experiencias de instituciones del sector privado que realizan investigación aplicada, transferencia tecnológica y apoyan la innovación de sus productores socios.

Sin duda la semana pasada fue una buena semana para la innovación y las agriculturas de nuestro continente. La Red constituida cuenta con la participación de importantes instituciones de América Latina y del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura. Los próximos meses serán claves para su ampliación a nuevas instituciones miembros y para empezar a entregar sus primeros logros.