La década que termina fue un tiempo de grandes transformaciones en la agricultura y en la industria alimentaria. Sin intentar hacer un recuento exhaustivo, acá destaco algunos hechos que permiten afirmar que estas dos realidades son muy distintas el año 2010 de lo que eran cuando el siglo se iniciaba. Estos son algunos de ellos:
1.- La crisis alimentaria golpea fuerte. Los años 2007 y 2008 fueron años de significativas alzas de los precios de los alimentos. En artículos anteriores hemos analizado las causas y los impactos de dichas alzas, por lo que no las reiteraremos en esta oportunidad. Solo diremos al respecto que la crisis alimentaria llevó a la agricultura a las portadas y noticieros en todo el mundo y reposicionó las políticas de seguridad alimentaria. Tal como lo sostuvieron organismos como la FAO , el IICA y la OCDE los precios después de esos años no retornaron a los niveles pre-crisis y en los últimos meses han aumentado fuertemente.
2.- Primeros alimentos etiquetados con la huella de carbono. La primera década del siglo XXI fue la década en que la agricultura y la industria de los alimentos inician la medición del contenido de carbono equivalente en sus procesos productivos y productos y de esta forma se comprometen con la mitigación de los gases efecto invernadero. Esta es una exigencia que parte de los mercados de los países desarrollados pero que con toda seguridad se ampliará en los años que vienen. En esta década también se inicia el debate sobre la necesidad de hacer un uso más eficiente del agua a través de la huella hídrica.
3.- Cien millones de hectáreas de cultivos transgénicos. El año 2006 fue el año en que se alcanzó la superficie de 100 millones de hectáreas con este tipo de cultivos. En la actualidad esta superficie es algo más de los 130 millones de hectáreas en el mundo. Durante los últimos diez años se avanza notablemente, además, en la secuenciación del genoma de varias especies vegetales y animales. Vinculado al tema de los transgénicos se acuña y consolida el concepto de coexistencia, a partir del cual se debiera poder desarrollar los distintos tipos de agricultura existentes en la actualidad.
4.- El boom de los alimentos funcionales. El presente siglo pareciera ser el siglo de los alimentos funcionales. Si bien este tipo de alimentos existen desde hace tiempo y el concepto se desarrollo a fines del siglo pasado, es en la década que termina cuando la producción y el consumo de estos alimentos crecen exponencialmente. Los principales centros de investigación agrícola del mundo, así como las grandes empresas productoras de alimentos, destinan ingentes recursos para evaluar los atributos funcionales de distintos productos y para desarrollar alimentos funcionales. El boom de los alimentos funcionales está estrechamente relacionado a la creciente preocupación de las personas por su salud y estado físico.
5.- Creciente posicionamiento de América Latina en la producción de alimentos. La crisis alimentaria como la mayor evidencia del cambio climático ha posicionado y consolidado la idea que América Latina, especialmente América del Sur, constituyen la reserva alimentaria del mundo. Países como Chile a principios de siglo se planteó el desafío de transformarse en una potencia alimentaria. Esta idea la hizo suya el Consorcio Agrícola del Sur unos años después. Las grandes transformaciones de la agricultura del Brasil que llevaron a este país, por ejemplo, a ser el más grande exportador de carne bovina del mundo, se inscriben en esta perspectiva.
6.- Despliegue de la investigación y de las aplicaciones en nanotecnología y neurociencia. Si bien las investigaciones sobre potenciales aplicaciones de la nanotecnología a la agricultura y a la industria de los alimentos se inician durante los años 90 del siglo pasado, la primera década de este siglo fue testigo de las primeras aplicaciones (muy incipientes) en estos ámbitos. Esta década fue testigo, además, de la intensificación de las investigaciones de la relación cerebro – alimentos por parte de los centros de investigación y de las grandes empresas mundiales de alimentos.
7.- Más de la mitad de la población mundial es urbana. El año 2008 fue el año en que la población urbana alcanzó el 50% de la población mundial. Obviamente esta es la primera vez en la historia de la humanidad en que se está en esta situación. La urbanización del mundo, en complemento a la globalización y la incorporación de las mujeres al trabajo, han estado cambiando los hábitos alimentarios de la gente y lo seguirá haciendo en el futuro.
8.- Consolidación del inicio de una nueva revolución alimentaria. Tal como lo hemos planteado en este blog, el mundo vive una nueva revolución alimentaria. Esta revolución es más amplia y más profunda que las anteriores y está sustentada en las grandes revoluciones tecnológicas de nuestro tiempo: TICs, biotecnología y nanotecnología. Los primeros dos lustros de este siglo fueron de consolidación del inicio de tal revolución.