martes, 28 de junio de 2011

LA ÉPOCA DE LA "GRAN DESORIENTACIÓN" DE LIPOVETSKY

En estos días he concluido la lectura del último libro de Gilles Lipovetsky, el libro “La Cultura – Mundo: Respuesta a una sociedad desorientada”. Como una buena parte de sus otros libros, en éste el autor se concentra en analizar las principales características y tendencias de la actual fase de la modernidad, que él llama hipermodernidad.

Entre otras ideas que puedo destacar de tal lectura, es aquella sostenida por Lipovetsky en cuanto a que este siglo XXI sería el siglo de la cultura y de la tecnología, a diferencia del siglo pasado que fue el siglo de la economía y de la política. Él afirma, además, que los cuatro vectores organizadores de esta fase de la modernidad son el hiperconsumo, el hiperindividualismo, la hipertecnificación y el hipercapitalismo.

Otra tendencia de los tiempos actuales sería la pérdida de la fe ciega en la idea del progreso y en las entidades de referencia, las que en fases anteriores de la modernidad generaban certezas y ayudaban a definir las identidades personales y colectivas. Como otros autores, destaca la paradoja en cuanto a que como nunca antes la humanidad tiene más libertad y más conocimientos y no obstante siente que se ha debilitado su control del mundo y de sus propias vidas. Esta sería, de todas maneras, una modernidad menos optimista que la modernidad temprana.

Vivimos, entonces, como lo señala Lipovetsky, una Gran Desorientación. Esto es coincidente con lo señalado por autores como Anthony Giddens en su libro “Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas”. En términos muy categóricos (y casi atemorizantes, al menos para mí) el autor de “La Cultura Mundo” afirma que difícilmente el mundo volverá a tener las certezas de antes.

Para este autor, a pesar de la “gran desorientación”, la mayor centralidad que está teniendo y tendrá la cultura ofrece notables posibilidades a la acción humana; dando a las personas un cierto control sobre sus vidas. Igualmente sostiene que no obstante que las sociedades se parecen cada vez más entre sí, existe una pluralización de los modos de vida al interior de ellas.

Es evidente que no es fácil vivir en este mundo, donde día a día debemos tomar múltiples decisiones (como nunca antes en la historia de la humanidad), construir nuestras identidades personales con pocos referentes sustantivos y con Estados que han perdido el poder de protección de antes. En este contexto, la política ha perdido, también, la capacidad de construir el futuro.

Las personas y las sociedades anhelan superar o hacer soportable tal desorientación, tales incertidumbres, la ausencia de instituciones creíbles. Parece que el cambio, al tener la velocidad que tiene, con una sobreabundancia de información que más que ayudar desconcierta, apabulla y amedrenta. Muchos parecieran querer decir, ¡paren el mundo por un momento! ¡déjennos algo del mundo pasado!.

Es así como en este contexto parecen estar de vuelta, al menos en parte, algunas de las instituciones o referentes que la primera modernidad en su soberbia racionalista quiso expulsar o anunció su muerte. Es así como “regresa” Dios, se reconoce la importancia de las tradiciones, se revitaliza la familia y la nación, y se aspira al afecto y al calor de la comunidad.

La Cultura - Mundo es un libro sugerente, que mira el presente y el futuro, que ayuda a interpretar dónde estamos y qué podemos hacer para tener una mejor sociedad y una vida más plenamente humana en un mundo que se transforma vertiginosamente en distintas y a veces contradictorias direcciones.

4 comentarios:

Gonzalo Ibanez dijo...

Ya en el siglo XIX otro filosofo social frances, Tocqueville ya advertia que una sociedad de masas tenia el peligro de crear individuos pasivos e incapaces de razonamiento politico. Parece que el analisis de Lipovesky va a contrapelo con el de Samuel Huntigton, hechas hace poco mas de una decada, quien advierte que las grandes divisiones de la humanidad y la principal fuente de conflicto serian las culturales, y mas cercano a las de Tocqueville hecho casi 200 anos antes y con ingredientes adicionales como la globalizacion, el progreso tecnologico, el poder del mercado, que pareciera en nada cambia el acertado analisis de Tocqueville en relacion a la emergencia de un marcado individualismo, descidia y enajenacion ante el progreso y la fascinacion del consumo.

Lipovesky reconoce los grandes conflictos en medio de una homogenizacion cultural: la fractura social producto de la desigualdad; la construccion de gethos que fortalecen esta ruptura social; el dano irreversible al medio ambiente ligada a esta cultura de consumo; los maleficios de la globalizacion; y la profunda decepcion que conllevan estos ingredientes superficiales de consumo, fascinacion, narcisismo y comunicacion a un incremento en la ansiedad, la depresion y los suicidios. Ello pareciera que no encajan con esta exaltacion de los beneficios de la libertad. Es mas, un elemento central es la mercantilizacion de la cultura de consumo con su seducción y simpleza asfixia hasta la muerte a la cultura de ideas y su profundidad. Al decir de Tocqueville quedamos desnudos e indefensos y carentes de capacidad de razonamiento politico.

Comparto que en este contexto de polucion de informacion (leer La Asiedad de la informacion de Richard Saul Wurman) y el desencanto de muchos del modelito en el que estamos insertos (leer Indignaos de Hessel) nos estamos acercando a las tradiciones, a nuestras raices a nuestro interior. Sinembargo, me surge la duda de como se esta realizando este acercamiento en la sociedad: desde el principo del individualismo o por la creacion de comunidades asistemicas?

Gabriel Bunster dijo...

Gracias por el aporte Arturo; me gustan y comparto los conceptos que viertes del libro. Me asusta lo que se predice y me llena a la vez de entusiasmo, especialmente en el rol más protagónico de las personas especialmente en el diseño de lo que viene o vendrá.
Saludos

Juan Vera dijo...

Entro Arturo por primera vez en tu blog y te agradezco este post que me llevará ineludiblemente a leer el libro de "La Cultura-Mundo".

Me considero un observador del mundo con un ansia de aferrarme a las señales que marquen un punto de esperanza por más desolado que sea el contexto y rescato la aparición de esa necesidad de volver a ser comunidad cuando se han desvanecido los referentes en los que creímos ver caminos, modelos, fuentes de certeza y progreso.

Un autor como Henry Mintzberg que ha descrito el funcionamiento de las organizaciones, fundamentalmente las empresas del sistema capitalista, reconoció en el último Congreso Mundial de RRHH celebrado en Canadá, que en contradicción con lo que había planteado hace unas décadas sobre la estructura organizacional, no se imagina empresas y emprendimientos exitosos que no surjan de ser comunidad.

Por otra parte de la misma forma que convive una globalización que iguala tendencias y conductas con la defensa cada vez más evidente de tradiciones y raices, podemos abrirnos a pensar que la defensa de lo individual se concilie con un nueva forma de entender el vivir en comunidad, que tal vez hoy no alcancemos a entender desde nuestros paradigmas formados en otras creencias.

Saludos afectuosos

Joe Rotger dijo...

Es indudable que vivimos una época inquietante. Creo que lo fundamental está en la aceleración de los cambios —que seguirá incrementado su velocidad— convirtiendo nuestros apoyos en arena movediza.

Así todas las instituciones, —estado, iglesia, educación, empresas— se desmoronan.

Entonces, es cuestión que la tecnología continúe provocando remezones más serios para hacerlas caer.

Pero, de que hay grietas en todas, las hay, y está a la vista que son graves.

Entonces, debemos aprender, debemos adaptarnos a esta nueva realidad que se acentúa cada día más.

Digo esto, porque me parece leer entre líneas el anhelo por regresar a un mundo feliz, por lo fácil, que no volverá.

También me parece ver una preocupación genuina de la diferenciación extrema entre el superman y el esclavo postmoderno del gheto.

Siendo la preocupación legitima, me parece que hay que mirar los problemas con nuevos ojos. El que no lo haga arriesga convertirse en esclavo.

En fin, que el hombre moderno no sobrevive lo que ya comenzamos a vivir.

No basta con andar por ahí semi-despierto... me parece que hay que trabajar para cambiar las percepciones.

Estamos entrando a un futuro turbulento, en el que sobreviviremos adaptándonos. La incertidumbre nace de que no sabemos como resolver los problemas que nos presenta esta nueva circunstancia —mientras antes mejor!

El futuro promete cosas mejores, de otra manera, no les parece que desarrollar reputation.com no era tan difícil, digo, costoso. Que les parece el Grammeen Bank, o la empresa social.

Hay que postmodernizar la mentalidad, la nostalgia nos hace danho.

En cualquier caso, te felicito por tu blog, promueve que se muevan los jugos.