Efectivamente, la extensión agrícola está de vuelta. Después de su notable debilitamiento de los años 90, y en algunos casos de casi su completo desmantelamiento, los distintos países de América Latina y el Caribe están rearticulando o intentando rearticular sus sistemas de extensión o de asesorías técnicas.
Los tiempos económicos, culturales y sectoriales de hoy, como es evidente, son muy distintos a aquéllos del “primer extensionismo” de las décadas del 50, 60 y 70 del siglo pasado. Incluso su nombre pudiera no ser el más adecuado, cuestión que abordaremos en los párrafos finales de este artículo.
A mi juicio el actual extensionismo agrícola está vinculado directamente con el nuevo paradigma tecnológico agrícola, del cual hemos hablado anteriormente, y es un elemento crítico para responder a los nuevos desafíos de poder contar con más, mejores y más diversos alimentos. El nuevo extensionismo, debiera ser otro extensionismo, entre otras cosas porque se da en un mundo rural y agrícola más complejo, sistémico, más horizontal e interactivo. También debiera ser distinto pues los productores agrícolas hoy son distintos, más concientes de sus derechos y de sus responsabilidades, más empoderados.
La extensión está directamente vinculada al desarrollo agrícola y rural. En este sentido, quiero compartir una de las tantas definiciones sobre el desarrollo, una de Amartya Sen, Premio Novel de Economía, que a mí me hace mucho sentido y que tiene que ver con el tema de la “extensión”. Sen define el desarrollo como un proceso esencialmente de ampliación de las capacidades y libertades de las personas. La extensión tiene que ver con eso, con la ampliación de las capacidades. A mi juicio, este es un propósito de la extensión, sea agrícola o rural, que le otorga un aspecto de especificidad. Entonces, la extensión es un instrumento de ampliación de capacidades, pero evidentemente no el único.
A mi juicio, un segundo elemento de especificidad del nuevo extensionismo es su vinculación con la innovación, especialmente con la innovación tecnológica. Estamos hablando de extensión para la innovación. Si esto es así, la innovación le otorga a la extensión de hoy una dinámica interactiva, más de ir de venir, muy diferente a lo que ocurría en el pasado, en un mundo más lineal. La extensión ayuda a que la apropiación social o comercial de lo nuevo ocurra efectivamente, que el nuevo conocimiento, las nuevas tecnologías o prácticas sean procesadas interactivamente por los productores, en algún grado adaptadas por éstos, y finalmente si todo va bien, adoptadas para mejorar la productividad y los ingresos.
Un tercer elemento de especificidad de esta extensión, diferente a la de décadas pasadas, es su pluralidad de formas de organización. En un mundo culturalmente diverso y plural, en que ya no hay un solo modelo de desarrollo y un solo camino para alcanzarlo, la extensión agrícola y rural también es plural desde una perspectiva de su organización, propósitos y conocimientos que van y vienen. Además, las soluciones técnica posibles son múltiples como también lo son los actores que se incorporan a esta tarea.
Finalmente quiero expresar una cierta incomodidad con el término de extensión. Me siento más cómodo con el de “asesoría”. No obstante, creo que de lo que realmente estamos hablando es de gestión de la innovación, y en esta perspectiva los “extensionistas” cumplirían más bien el rol de gestores de la innovación, de coach, en una relación de acompañamiento interactivo con los productores.