Dando cuenta de su innegable relevancia, en la últimas dos décadas se han multiplicado los estudios, informes y libros cuya temática es el cambio climático. Distintos autores e instituciones se han referido a este tema desde variadas perspectivas, explorando sus múltiples contornos y abordando sus impactos y la forma cómo enfrentarlo.
En este contexto, en este artículo analizaremos dos libros de dos notables autores. El primero es “La Venganza de la Tierra” , de James Lovelock y el segundo “Economía para un Planeta Abarrotado” , de Jeffrey Sachs. Ambos autores abordan en estos libros una temática más amplia que el cambio climático, sobre todo Sachs, pero es en este tema que focalizaré mis comentarios.
Lovelock, conocido y destacado científico, escribe desde su visión personal del ecologismo, instintivo y práctico como él lo define, la que lo lleva a tener una clara y activa posición favorable a la energía nuclear. Sachs, prestigioso y prolífero economista, escribe desde su vasta experiencia en temas del desarrollo, de la pobreza y del medio ambiente, apostando a grandes soluciones globales y a una nueva cooperación internacional.
Los principales planteamientos de Lovelock
El autor de la Teoría de GAIA sostiene que la Tierra funciona como un sistema único y autorregulado, en que son relevantes tantos los elementos físicos como el tejido interactivo de organismos vivos que la habitan. La comunidad científica habría descubierto demasiado tarde tal autorregulación.
El bienestar de GAIA es tanto o más importante que el bienestar de los humanos. Los ecosistemas tienen un valor “per se” y sus dos funciones principales serían la regulación del clima y la regulación de la composición química de la atmósfera.
En términos del cambio climático, este autor plantea que ya hemos pasado el punto de no retorno, que el daño ya está hecho. Debemos emprender, entonces, una “retirada sostenible”. Este es un concepto central en su libro. Confiar en el desarrollo sostenible es negar la enfermedad que sufre la tierra, sus políticas podrían haber sido efectivas en el año 1800 cuando la tierra tenía mil millones de habitantes.
Dada la gravedad de la situación de los cambios en el clima, y del escaso desarrollo de energías alternativas al petróleo, las que por lo demás demorarían dos o tres décadas en que su utilización sea masiva, propone el uso de la energía nuclear. De acuerdo a Lovelock, la amenaza del cambio climático es global y evidente y no puede compararse con los riesgos acotados del uso de tal energía. Es incomprensible que el mundo no recurra más masivamente a la energía nuclear. Toda una heterodoxia para un ecologista profundo.
Dado el rol que tienen los ecosistemas, el autor de La Venganza de la Tierra cuestiona los biocombustibles, los alimentos orgánicos y la energía eólica. Todas estas actividades le quitarían espacio a los ecosistemas naturales, tensionándolos y deteriorándolos aún más. La salud de los ecosistemas es la base de la salud de la humanidad.
Los planteamientos más relevantes de Sachs
Este autor escribe este libro enfatizando que vivimos en la “Era del Antropoceno”, tiempo en que la actividad humana ha intervenido y transformado los más diversos y recónditos ámbitos de la naturaleza. Esta Era se habría iniciado con la Revolución Industrial apoyada en el nuevo poder transformador que empezaba a otorgar el carbón, el petróleo y el gas natural a la acción humana.
Las inercias climáticas y productivas además del aumento de la población nos están dejando sin margen. Todavía se puede enderezar el rumbo pero tenemos poco tiempo. La actual trayectoria ecológica, demográfica y económica del mundo es insostenible.
La presión por los recursos naturales, sobre todo del agua, y el deterioro de los ecosistemas deben resolverse a partir de una nueva cooperación internacional. De no hacerlo podríamos vernos enfrentados a un choque de civilizaciones que destruiría mucho de lo que hemos construido. Todo indica que los conflictos derivados por el acceso y uso de tales recursos se multiplicarán en las próximas décadas.
La principal dificultad existente para enfrentar el cambio climático no es la falta de soluciones técnicas razonables y de bajo costo, sino de implementar una cooperación internacional adecuada para poner en práctica tales soluciones. Una nueva governanza global es imprescindible para gestionar la transición hacia la sostenibilidad. Según este autor, hace falta una nueva arquitectura global que descanse menos en el liderazgo de Estados Unidos y más en la cooperación global.
Los recursos necesarios para enfrentar el cambio climático no son prohibitivos, ni mucho menos. Ellos alcanzarían entre el 1,5 y el 2% del PIB mundial anual. Estas cifras serían cada vez mayores en la medida que se atrasa una acción mancomunada rápida y drástica.
El mercado no es suficiente para enfrentar el reto del cambio climático, afirma Sachs. La acción del estado y del conjunto de los estados es imprescindible.
Las diferencias sustantivas
Sus diferencias son múltiples y sustantivas como queda en evidencia de los acápites anteriores, pero destacaré solamente las que, a mi juicio, son las más fundamentales.
Mientras Lovelock sostiene la necesidad de “una retirada sustentable”, Sachs confía en que la utilización de tecnologías adecuadas nos permitirá “un desarrollo sostenible”. Para el primer autor la tierra no debiera sostener a más de 1.000 millones de habitantes. Sachs propone, en cambio, que la población mundial debiera estabilizarse en alrededor de los 8.000 millones de personas al año 2050. Este último autor apuesta por tecnologías sostenibles que tengan un impacto ambiental bajo por unidad de renta.
Mientras el padre de la Teoría de Gaia afirma que el daño ya está hecho, el Director del Instituto de la Tierra apuesta a que aún es tiempo en la medida que se actué con firmeza. Sachs tiene confianza en que se pueda actuar globalmente, en una acción coordinada de los gobiernos, y para ello recuerda el caso del Protocolo de Montreal del año 1987 que restringe el uso de productos que dañan la capa de ozono. Lovelock no aborda el tema de las exigencias para una efectiva respuesta global.
Lovelock apuesta claramente por un uso masivo de la energía nuclear; es más, pareciera sostener que en el corto plazo es la única opción. Sachs por su parte si bien no excluye la utilización de esa energía, ve la salida en la utilización de un conjunto amplio de nuevas energías.
Algunas coincidencias
Ambos autores sostienen que como humanidad debiéramos aprender a relacionarnos de una manera distinta con la tierra y la naturaleza. Lovelock afirma, al respecto, que “nuestra especie debería firmar la paz con el resto del mundo en que vivimos”. Sachs consigna que tenemos que concebir la tierra como “un hogar para todas las especies” y citando a E. O. Wilson afirma que la conservación de la biodiversidad tiene que ver “nada menos que con la protección de la creación”.
Ambos autores plantean, además, que estamos frente al principal desafío de la humanidad, y que se requiere actuar de una manera muy distinta a como se ha venido haciendo hasta ahora. Esta no es una coincidencia menor cuando se tiene presente que algunos centros de estudio conservadores en Estado Unidos están intentando demostrar que no existe calentamiento global.
Reflexiones generales
“La Venganza de la Tierra” y la “Economía para un Planeta Abarrotado” nos plantean perspectivas distintas, pero en algunos aspectos complementarias.
Por formación y convicción tiendo a coincidir con el optimismo moderado y responsable de Jeffrey Sachs, pues creo y confío que como humanidad encontraremos las respuestas tecnológicas adecuadas a un desafío que finalmente es político y ético. Creo, por el contrario, que es poco creíble que la tierra pueda “sostener” a no más de 1000 millones de habitantes como plantea Lovelock. En el ámbito alimentario, por ejemplo, la Nueva Revolución Alimentaria no tendría restricciones insalvables para producir los alimentos necesarios para los 9000 millones de habitantes que muy probablemente habitarán el planeta al año 2050. (Ver www.arturobarrera.com )
Si bien es cierto que algunos autores afirman que para sostener la población de personas que actualmente habitan la tierra se necesitaría 1,5 planeta (concepto este último relacionado a la huella ecológica) otros estudios sostienen que aún existe tierra disponible que incorporar a la producción agrícola sin afectar los bosques. El desafío en cualquier escenario es de todas maneras el aumento de la productividad de la tierra y del agua en un contexto de un manejo sustentable de los recursos naturales.
Más específicamente algunas reflexiones que me sugiere la lectura de estos libros pudieran ser:
a) El cambio climático es un proceso en curso con un fuerte impacto potencial en la desigualdad. Este proceso no afecta a todos por igual (incluso algunos pudieran tener beneficios) y no todos están igualmente preparados para responder a sus consecuencias. Este impacto desigual y la desigual capacidad de respuesta se da entre los distintos países y al interior de cada país. En términos generales, los países en desarrollo se verán más afectados que los países desarrollados.
b) Es importante incorporar el riesgo climático y su gestión a las estrategias nacionales de desarrollo. En la Sociedad del Riesgo, los riesgos sistémicos tienen mayor relevancia, y por cierto no solamente los vinculados al clima sino que también otros, como por ejemplo los riesgos financieros, informáticos, alimentarios y de terrorismo. El riesgo climático y su gestión debieran incorporarse además en las estrategias empresariales y sociales. Es recomendable impulsar y desarrollar una consistente cultura de gestión de los riesgos.
c) El etiquetado de la huella ecológica, de la huella de carbono y en algún futuro de la huella del agua impondrán importantes exigencias a países como el nuestro. Estos etiquetados, sin embargo, también representas oportunidades para quienes están en mejores condiciones para responder tempranamente a tales exigencias. Chile sabe hacer las cosas bien y tiene experiencia en responder adecuadamente a las exigencias que vienen desde los mercados externos.
d) Abordar el cambio climático representa no solo un notable esfuerzo tecnológico y ético sino que también político. Y es político porque estamos hablando de cómo se distribuyen los costos de enfrentarlo, de cómo y en qué medida se apoya a los grupos sociales más vulnerables, en qué combinación intervendrá el estado y el mercado, y cómo se procesan los conflictos de acceso y uso de los recursos naturales.
e) Las elecciones nacionales australiana del año 2007 tuvieron como tema central de campaña el cambio climático, constituyéndose Australia en el primer país en que los cambios en el clima está en los lugares principales de la agenda política. Igualmente lo fue en la última elección presidencial de los Estados Unidos. ¿Cuándo le tocará a Chile? Al respecto todo indicaría que más vale asumir lo antes posible este desafío, antes que los costos económicos, sociales y políticos sean demasiado altos.
Consideraciones finales
Pese a las diferentes perspectivas, estamos frente a dos libros de innegable consistencia intelectual. Es mi convicción que ambos libros son imprescindibles para tener una visión global sobre uno de nuestros principales desafíos como humanidad.
Es mi convicción, además, que ambos libros son necesarios para ir construyendo un nuevo marco valórico para que los humanos nos relacionemos de una manera más fraternal con la Tierra y con todos los seres vivos.
Ambos libros no dejan de tener una mirada macro, un poco alejada de las implicancias más directas en cada sociedad y territorio. Tampoco exploran caminos a partir de los cuales las personas o grupos pueden contribuir a enfrentar el cambio climático. Con seguridad ese no era su objetivo y por lo tanto no hay porque exigírselos.
Para una mirada más micro, a nivel de empresa, sugiero leer el libro de Peter Senge “La Revolución Necesaria” . En este libro este autor desarrolla la propuesta de una “sociedad regenerativa” y como distintas empresas en el mundo se suman a un movimiento global que está cambiando el mundo.
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