lunes, 21 de noviembre de 2011

INIAs de Tercera Generación

Las agriculturas y las industrias alimentarias de América Latina están teniendo nuevas y notables oportunidades. Los sectores agroalimentarios de nuestra región tienen múltiples activos para concebirse como parte de la solución y no del problema del difícil escenario alimentario del mundo y de sus exigentes desafíos, presentes y futuros.

Para que tales oportunidades puedan concretarse, es necesario asumir en plenitud dos hechos sustantivos: a) que es necesario hacer una apuesta decidida por la productividad agrícola, de tal forma de reducir las brechas con las agriculturas de países desarrollados, las que lejos de disminuir o mantenerse se han seguido ampliando, b) que es preciso hacer notables esfuerzos por mejorar el desempeño de los INIAs de la región los que, no obstante su gran diversidad y algunas notables excepciones, en promedio presentan importantes dificultades para contribuir a los procesos de punta que están transformando nuestras agriculturas.

A mi juicio, el principal desafío que tienen los INIAs es constituirse en actores relevantes de la nueva revolución agrícola y contribuir a su despliegue en la región.

Desde una perspectiva histórica, no caben dudas de las importantes contribuciones realizadas por los INIAs de América Latina en aquella otra gran revolución agrícola que fue la revolución verde. Fueron los años de la creación de estas instituciones en los tiempos de los sistemas nacionales de investigación agrícola durante las décadas de los 60, 70 y parte de los 80 del siglo pasado. Eran los tiempos de los INIAs de primera generación.

Durante la segunda mitad de los años 80 tal contribución se fue debilitando y en las dos décadas posteriores algunos INIAs de la región fueron desmantelados total o parcialmente. En este contexto se fue posicionando el concepto de la innovación y los incentivos a la demanda para facilitar un rol más activo de las empresas en la definición de las agendas de investigación y en los procesos de innovación agropecuarios. La investigación agrícola pasó a un segundo plano. Eran los tiempos de los INIAs de segunda generación.

Con el debilitamiento del Consenso de Washington y las crisis de precios de los alimentos del 2008 y del 2011 empieza nuevamente a posicionarse el rol central de la investigación agroalimentaria y su relación con los procesos de innovación. Es el tiempo de los INIAs de tercera generación. Es el tiempo de los INIAs de la nueva revolución agrícola. Algunas características de estos INIAs serían:

a) Siguen realizando investigación básica y aplicada, pero en una perspectiva de investigación agrícola para el desarrollo, pensada desde sus inicios en los objetivos del desarrollo.

b) Forman parte relevante de los sistemas nacionales de innovación agroalimentarios. En este sentido los INIAs son una de las fuentes de la innovación agrícola, pero no necesariamente la única.

c) Cuentan con sólidas alianzas con el sector privado y con las universidades.

d) Poseen modelos de de gestión más empresariales, con una cultura de resultados, de la evaluación de impacto y del control social.

e) Son parte activa de redes internacionales de investigación, desarrollando alianzas con instituciones líderes de la región y del mundo.

f) Generan una buena articulación investigación – extensión dado que están preocupados de la senda de impacto de sus “productos” de investigación.

g) Disponen de una visión estratégica sólida.

Todas estas características les exigen a los INIAs disponer de nuevas capacidades y competencias: capacidades estratégicas y prospectivas, capacidades de gestión relacional y de gobernanza y por cierto también capacidades en algunas de las tecnologías de punta.

Cada vez es más evidente que el mundo y América Latina están empezando a vivir una nueva revolución agrícola. Cada vez es más evidente que la región necesita de INIAs de tercera generación. Varios INIAs de la región han iniciado este camino. Los años que vienen serán un tiempo de muchas exigencias en esta perspectiva.

miércoles, 26 de octubre de 2011

El regreso de la “extensión agrícola”

Efectivamente, la extensión agrícola está de vuelta. Después de su notable debilitamiento de los años 90, y en algunos casos de casi su completo desmantelamiento, los distintos países de América Latina y el Caribe están rearticulando o intentando rearticular sus sistemas de extensión o de asesorías técnicas.

Los tiempos económicos, culturales y sectoriales de hoy, como es evidente, son muy distintos a aquéllos del “primer extensionismo” de las décadas del 50, 60 y 70 del siglo pasado. Incluso su nombre pudiera no ser el más adecuado, cuestión que abordaremos en los párrafos finales de este artículo.

A mi juicio el actual extensionismo agrícola está vinculado directamente con el nuevo paradigma tecnológico agrícola, del cual hemos hablado anteriormente, y es un elemento crítico para responder a los nuevos desafíos de poder contar con más, mejores y más diversos alimentos. El nuevo extensionismo, debiera ser otro extensionismo, entre otras cosas porque se da en un mundo rural y agrícola más complejo, sistémico, más horizontal e interactivo. También debiera ser distinto pues los productores agrícolas hoy son distintos, más concientes de sus derechos y de sus responsabilidades, más empoderados.

La extensión está directamente vinculada al desarrollo agrícola y rural. En este sentido, quiero compartir una de las tantas definiciones sobre el desarrollo, una de Amartya Sen, Premio Novel de Economía, que a mí me hace mucho sentido y que tiene que ver con el tema de la “extensión”. Sen define el desarrollo como un proceso esencialmente de ampliación de las capacidades y libertades de las personas. La extensión tiene que ver con eso, con la ampliación de las capacidades. A mi juicio, este es un propósito de la extensión, sea agrícola o rural, que le otorga un aspecto de especificidad. Entonces, la extensión es un instrumento de ampliación de capacidades, pero evidentemente no el único.

A mi juicio, un segundo elemento de especificidad del nuevo extensionismo es su vinculación con la innovación, especialmente con la innovación tecnológica. Estamos hablando de extensión para la innovación. Si esto es así, la innovación le otorga a la extensión de hoy una dinámica interactiva, más de ir de venir, muy diferente a lo que ocurría en el pasado, en un mundo más lineal. La extensión ayuda a que la apropiación social o comercial de lo nuevo ocurra efectivamente, que el nuevo conocimiento, las nuevas tecnologías o prácticas sean procesadas interactivamente por los productores, en algún grado adaptadas por éstos, y finalmente si todo va bien, adoptadas para mejorar la productividad y los ingresos.

Un tercer elemento de especificidad de esta extensión, diferente a la de décadas pasadas, es su pluralidad de formas de organización. En un mundo culturalmente diverso y plural, en que ya no hay un solo modelo de desarrollo y un solo camino para alcanzarlo, la extensión agrícola y rural también es plural desde una perspectiva de su organización, propósitos y conocimientos que van y vienen. Además, las soluciones técnica posibles son múltiples como también lo son los actores que se incorporan a esta tarea.

Finalmente quiero expresar una cierta incomodidad con el término de extensión. Me siento más cómodo con el de “asesoría”. No obstante, creo que de lo que realmente estamos hablando es de gestión de la innovación, y en esta perspectiva los “extensionistas” cumplirían más bien el rol de gestores de la innovación, de coach, en una relación de acompañamiento interactivo con los productores.

lunes, 19 de septiembre de 2011

El nuevo paradigma tecnológico agrícola

Hoy vivimos una transición hacia la consolidación de un nuevo paradigma tecnológico agrícola. Este paradigma tecnológico post-revolución verde se desarrolla en el contexto de la “modernidad tardía” y, como tal, aprovecha la acumulación de conocimientos generada en las décadas pasadas y empieza a hacerse cargo de los riesgos creados en esa época y de las nuevas demandas de la sociedad y los consumidores en relación con los temas ambientales. Es el tiempo de la pluralidad de modelos y trayectorias a la modernidad y del debilitamiento de la fe absoluta en la ciencia y la tecnología para controlar y hacer más predictible el mundo. Es el tiempo, además, de los riesgos sistémicos.

El nuevo paradigma tecnológico agrícola tiene como marco el paradigma tecno-económico creado por la masiva utilización de las TIC y de la biotecnología. Tiene como marco, igualmente, las nuevas demandas de la sociedad, de los mercados y de las cadenas agroalimentarias, algunas de las cuales se relacionan con la diferenciación de los productos, la calidad y la inocuidad, la bioseguridad, el bienestar animal y el uso sustentable de la biodiversidad y de los recursos naturales. Este nuevo paradigma se desarrolla, además, en momentos en que las ciencias y tecnologías empiezan a buscar nuevas convergencias y los enfoques sistémicos ganan terreno. El nuevo paradigma tecnológico agrícola es parte de este nuevo clima intelectual y tecnológico global.

El núcleo del desafío tecnológico agrícola del siglo XXI es la producción de más, mejores y más variados alimentos y productos agrícolas no alimentarios a través de procesos productivos que: a) generen menos gases efecto invernadero, b) usen más eficientemente el agua, c) ocupen básicamente la misma superficie de tierra, d) respondan a nuevos estrés bióticos y abióticos provocados por el cambio climático y e) estén sometidos a una mayor vigilancia de la sociedad en relación con las tecnologías utilizadas. Todas estas son nuevas restricciones y exigencias a la producción prácticamente inexistentes en la época de la revolución verde.

En este contexto, los objetivos del desarrollo tecnológico “sectorial” son el aumento de la productividad, el mejoramiento de la calidad industrial, nutricional y organoléptica de los productos y el uso sustentable de los recursos naturales. También es la búsqueda de estabilidad de los sistemas productivos agrícolas. El nuevo paradigma está cambiando sustantivamente algunas características fundamentales de la revolución verde. Algunos ejemplos son: a) el manejo uniforme de los predios, el cual está siendo sustituido crecientemente por la agricultura de precisión, b) el alto uso de insumos químicos, cuestionado por sus efectos en la concentración de gases de efecto invernadero y c) la apuesta al desarrollo de un solo tipo de agricultura, lo que se reemplaza por una pluralidad de formas de hacer agricultura: tradicional, transgénica, orgánica, entre otras.

La modernización agrícola no tiene, por lo tanto, una sola opción y trayectoria. Tal modernización ya no significa la utilización de determinados insumos y el domino de una sola racionalidad.

Si la biotecnología, las TIC y la nanotecnología tienen cada vez más amplias e insospechadas aplicaciones en el desarrollo tecnológico de la agricultura, la convergencia entre ellas no hará más que multiplicarlas. Basta con mirar lo que ocurre en la actualidad con la bioinformática y los incipientes usos de la nanotecnología en el desarrollo de la agricultura de precisión. A estas convergencias tecnológicas, se sumarán otras nuevas, pues no cabe duda de que el mundo se encuentra solo en las etapas iniciales de esta tendencia.

En la era de la agricultura del conocimiento y de la nueva revolución alimentaria, la forma de medir el desempeño sectorial empieza a incorporar nuevos indicadores como el rendimiento por unidad de agua y la huella de carbono. Probablemente cada vez más otro indicador de desempeño será el de componentes activos de los productos agrícolas por unidad de tierra o recurso hídrico. Los conceptos de “a la medida” y de “precisión” empiezan a ser centrales, como igualmente el de la diferenciación y el de la gestión de la calidad y su aseguramiento.

Un aspecto central del cambio de paradigma tecnológico de la agricultura es aquel que se refiere a los conceptos predominantes que han sustentado el desarrollo tecnológico agrícola y que han otorgado las características principales a las institucionalidades nacionales que lo fomentan: nos referimos a los conceptos de investigación e innovación y a los sistemas nacionales dedicados a estas áreas.


Nota: Este texto forma parte de un artículo más extenso publicado en el último número de la Revista del  IICA, COMUNIICA, de Julio de 2011





jueves, 28 de julio de 2011

LA NUEVA REVOLUCIÓN AGRÍCOLA

Los tiempos actuales son tiempos de cambios. Esto, que es válido para los más distintos ámbitos del quehacer de nuestras sociedades, también lo es para el sector agrícola. Tanto es así, que la agricultura de nuestros días es distinta no solo a la existente tres décadas atrás, sino a la existente en la última década del siglo XX. La agricultura mundial y también la agricultura de América Latina vive una Nueva Revolución Agrícola.

Las notables transformaciones sectoriales se sustentan en los cada vez más sorprendentes usos de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y de la biotecnología en el desarrollo agrícola; en los inéditos cambios en la gestión y modelos de negocios de las empresas agroalimentarias; y en las transformaciones que están ocurriendo en los mercados de productos agrícolas y en los comportamientos de los consumidores de todo el mundo. Todos estos ámbitos constituyen las principales fuentes de desafíos y de oportunidades para la innovación agroalimentaria. Además, recién estamos empezando a ver las primeras aplicaciones, aunque en muy pocos países todavía, de una nueva tecnología, de enormes e inimaginables aplicaciones, como es la nanotecnología.

Es necesario tener en consideración que si el desarrollo de las TIC, de la biotecnología y de la nanotecnología constituye una fuerza transformadora y de ampliación de las fronteras de posibilidades y de generación de riqueza, tal potencial se multiplica varias veces si tenemos en consideración la convergencia entre tales tecnologías. Estas convergencias están empezando a verse, por ejemplo, en la agricultura de precisión.

La Nueva Revolución Agrícola representa un conjunto amplio de oportunidades cuyo aprovechamiento dependerá de muchos factores, entre ellos, de las inversiones en ciencia y tecnología que realicen tanto el sector público como el privado; de la calidad de los recursos humanos, y de la estrategia para mejorarlos; de las políticas públicas de apoyo a los sectores productivos de pequeña y mediana escala; de las estrategias de gestión de los riesgos que afectan el desempeño del sector; y del desarrollo de los sistemas nacionales de innovación agroalimentaria.

El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) está fortaleciendo su apoyo a los países para que avancen en el desarrollo sustentable, competitivo e inclusivo de sus agriculturas. América Latina tiene un conjunto de “activos” para lograr incorporarse a esta Nueva Revolución Agrícola en marcha.


Este artículo fue publicado en PAdigital (Panamá) el sábado 9 de julio de 2011,
http://www.panamaamerica.com.pa/periodico/edicion-anterior/opinion-interna.php?story_id=1069314



martes, 28 de junio de 2011

LA ÉPOCA DE LA "GRAN DESORIENTACIÓN" DE LIPOVETSKY

En estos días he concluido la lectura del último libro de Gilles Lipovetsky, el libro “La Cultura – Mundo: Respuesta a una sociedad desorientada”. Como una buena parte de sus otros libros, en éste el autor se concentra en analizar las principales características y tendencias de la actual fase de la modernidad, que él llama hipermodernidad.

Entre otras ideas que puedo destacar de tal lectura, es aquella sostenida por Lipovetsky en cuanto a que este siglo XXI sería el siglo de la cultura y de la tecnología, a diferencia del siglo pasado que fue el siglo de la economía y de la política. Él afirma, además, que los cuatro vectores organizadores de esta fase de la modernidad son el hiperconsumo, el hiperindividualismo, la hipertecnificación y el hipercapitalismo.

Otra tendencia de los tiempos actuales sería la pérdida de la fe ciega en la idea del progreso y en las entidades de referencia, las que en fases anteriores de la modernidad generaban certezas y ayudaban a definir las identidades personales y colectivas. Como otros autores, destaca la paradoja en cuanto a que como nunca antes la humanidad tiene más libertad y más conocimientos y no obstante siente que se ha debilitado su control del mundo y de sus propias vidas. Esta sería, de todas maneras, una modernidad menos optimista que la modernidad temprana.

Vivimos, entonces, como lo señala Lipovetsky, una Gran Desorientación. Esto es coincidente con lo señalado por autores como Anthony Giddens en su libro “Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas”. En términos muy categóricos (y casi atemorizantes, al menos para mí) el autor de “La Cultura Mundo” afirma que difícilmente el mundo volverá a tener las certezas de antes.

Para este autor, a pesar de la “gran desorientación”, la mayor centralidad que está teniendo y tendrá la cultura ofrece notables posibilidades a la acción humana; dando a las personas un cierto control sobre sus vidas. Igualmente sostiene que no obstante que las sociedades se parecen cada vez más entre sí, existe una pluralización de los modos de vida al interior de ellas.

Es evidente que no es fácil vivir en este mundo, donde día a día debemos tomar múltiples decisiones (como nunca antes en la historia de la humanidad), construir nuestras identidades personales con pocos referentes sustantivos y con Estados que han perdido el poder de protección de antes. En este contexto, la política ha perdido, también, la capacidad de construir el futuro.

Las personas y las sociedades anhelan superar o hacer soportable tal desorientación, tales incertidumbres, la ausencia de instituciones creíbles. Parece que el cambio, al tener la velocidad que tiene, con una sobreabundancia de información que más que ayudar desconcierta, apabulla y amedrenta. Muchos parecieran querer decir, ¡paren el mundo por un momento! ¡déjennos algo del mundo pasado!.

Es así como en este contexto parecen estar de vuelta, al menos en parte, algunas de las instituciones o referentes que la primera modernidad en su soberbia racionalista quiso expulsar o anunció su muerte. Es así como “regresa” Dios, se reconoce la importancia de las tradiciones, se revitaliza la familia y la nación, y se aspira al afecto y al calor de la comunidad.

La Cultura - Mundo es un libro sugerente, que mira el presente y el futuro, que ayuda a interpretar dónde estamos y qué podemos hacer para tener una mejor sociedad y una vida más plenamente humana en un mundo que se transforma vertiginosamente en distintas y a veces contradictorias direcciones.

lunes, 30 de mayo de 2011

BUENAS NOTICIAS DESDE GUADALAJARA

Guadalajara, ubicada en el Estado de Jalisco, es la segunda ciudad más poblada de México.

Esta ciudad funcionó, durante la semana que recién termina, como la capital latinoamericana de la innovación agroalimentaria. En efecto, el pasado miércoles 25 de mayo se constituyó en esa ciudad  la Red de Gestión de la Innovación Agroalimentaria y luego, el jueves y el viernes, se realizó un seminario internacional sobre el tema de la innovación en la agricultura y en las cadenas agroalimentarias, actividad que reunió a 300 personas de distintos países de América Latina y de España.

La Red constituida tiene la característica de congregar a las distintas instituciones, públicas y privadas, que conforman los sistemas nacionales de innovación agroalimentarios de los países de la región. A ella concurren, por lo tanto, instituciones del sector privado, fondos de innovación, consejos de ciencia y tecnología, universidades y los institutos de investigación agrícola correspondientes. Su propósito principal es potenciar los procesos de gestión de innovación en el sector agroalimentario a través del intercambio de experiencias, de información, de cooperación técnica, aprovechando sinergias y complementariedades.

Dicha Red debe entenderse como parte del Sistema Hemisférico de Tecnología e Innovación Agroalimentario y  en cuanto tal tiene vocación de articulación y complementación con las distintas instancias existentes en la región, como son los PROCIs y FORAGRO.

En relación al Seminario mencionado, este representó una muy buena oportunidad para debatir sobre temas relevantes para el presente y el  futuro de las agriculturas de América Latina. En este contexto se debatió sobre la Nueva Revolución Agrícola; sobre los sistemas nacionales de innovación; sobre las nuevas formas de generación y apropiación del conocimiento en las cadenas agroalimentarias; sobre la gestión de la propiedad intelectual; sobre las innovaciones institucionales; sobre las relaciones investigación / innovación; y sobre las oportunidades y desafíos alimentarios de la región.

En dicho Seminario también se compartieron y analizaron experiencias de las instituciones que fomentan y apoyan los procesos de innovación agroalimentarios en los países de América Latina. Igualmente se expusieron algunas experiencias de instituciones del sector privado que realizan investigación aplicada, transferencia tecnológica y apoyan la innovación de sus productores socios.

Sin duda la semana pasada fue una buena semana para la innovación y las agriculturas de nuestro continente. La Red constituida cuenta con la participación de importantes instituciones de América Latina y del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura. Los próximos meses serán claves para su ampliación a nuevas instituciones miembros y para empezar a entregar sus primeros logros. 


martes, 26 de abril de 2011

RIFKIN Y LA CIVILIZACIÓN EMPÁTICA

He leído algunos de los libros de la amplia y prolífera obra de Jeremy Rifkin, y creo que éste, “La Civilización Empática: la Carrera hacia una Conciencia Global en un Mundo en Crisis”, es el más ambicioso y completo de todos. A través de los 15 capítulos, el autor nos permite adentrarnos en múltiples temas y en diversas épocas de la historia de la humanidad, y lo hace con una erudición que uno no puede sino que admirar.

El eje conductor de este nuevo libro de Rifkin, su idea central, es la empatía, termino que se habría usado por primera vez a principios del siglo XX y que encuentra hacia finales de ese mismo siglo la base biológica que la explica y la fundamenta: las neuronas espejo.

El autor realiza una sugerente e interesante “re -lectura” de la historia de la humanidad a partir del desarrollo de la empatía en los seres humanos, atributo que en los últimos años se ha descubierto que también existe en algunos animales, pero con menos desarrollo. El análisis histórico del avance de la empatía, Rifkin lo realiza haciendo el consecuente análisis de la evolución de las personas en cuanto a individuos, del despliegue de sus autonomías, libertades y sentido de la responsabilidad. Y en esto evidentemente tiene razón, pues difícilmente se puede sentir empatía sin una conciencia clara de la propia individualidad.

“La Civilización Empática” está llena de hipótesis y de “hebras” para entender distintos aspectos de nuestra civilización. No obstante lo anterior, la hipótesis central es que la humanidad ha ido avanzando perseverantemente (aunque a través de oleadas empáticas, no de manera lineal) de estados de menos empatía a estados de más empatía. Este progreso, sin embargo, se ha realizado con un alto costo ambiental, que Rifkin llama “deuda entrópica”.

El crecimiento sin precedentes de los sistemas globales de comunicación, sobre todo el de las TICs, estaría según el autor abriendo notables espacios y oportunidades para dar otro salto en el avance empático de la humanidad. Pero para no repetir lo sucedido en otros momentos de nuestra historia, en que el desarrollo de las revoluciones energéticas y de las comunicaciones ayudaron a progresos relevantes pero con costos ambientales importantes, el mundo actual tiene el gran desafío de revertir esta paradoja: mayor empatía y mayor deuda entrópica.

La Era de la Empatía, entonces, supone varias cosas, entre otras una empatía universal, ampliada también a todos los seres vivos y a toda la naturaleza. Esta empatía universal será la base para establecer una nueva relación con la biósfera, de la cual los seres humanos somos partes, y de resolver temas tan centrales para el destino de la humanidad como es el cambio climático.

La visión planteada por Jeremy Rifkin en este libro, es una visión de moderado optimismo de la historia humana y por cierto también de su presente y de su futuro. Las neuronas espejos establecen una predisposición genética hacia la empatía, pero evidentemente no la aseguran; el desarrollo de la conciencia ética de la humanidad debe hacer la otra parte.

La humanidad ha ido conformando un núcleo básico de comportamientos éticos reprochables y los derechos humanos pareciera que ganan cada vez más terreno. A nuestro juicio, la empatía, y todo lo bueno que hay en la humanidad, tienen a nivel global al menos dos grandes test para probarse a sí misma: por una parte la superación del hambre y la pobreza y por otra el cambio climático. Al respecto, comparto el optimismo moderado planteado en este notable libro.

miércoles, 9 de marzo de 2011

LA PRECISIÓN, UNO DE LOS RASGOS MÁS NOTABLES DE LA NUEVA REVOLUCIÓN AGRÍCOLA

Uno de los principales rasgos de la agricultura post – revolución verde es el manejo a la medida que empieza a darse a los distintos recursos productivos que se dedican a las actividades de este sector.

Actualmente la agricultura de precisión gana terreno en todo el mundo. La ampliación e intensificación del uso de las múltiples y más sofisticadas herramientas provenientes de las tecnologías de la información y comunicación han sido la base para esta expansión. Crecientemente las aplicaciones y potencialidad de este tipo de agricultura están siendo reforzadas por los avances de otra revolución tecnológica, nos referimos a la nanotecnología.

Pero la precisión está empezando a estar cada vez más presente en ámbitos mucho más amplios que lo que actualmente se conoce como agricultura de precisión.

La biotecnología, por ejemplo, nos está permitiendo ampliar la lógica y la dinámica de la precisión al otro extremo de las cadenas alimentarias, al consumo por parte de personas cada vez más exigentes y obsesionadas por su salud. Los avances que se están obteniendo en el ámbito de la nutrigenómica harán posible en un futuro cercano una alimentación a la mediada de cada individuo y de sus necesidades nutricionales.

Pero la biotecnología también ha estado favoreciendo prácticas de precisión en un área muy relevante para la agricultura, como es el mejoramiento genético. Si hoy el mejoramiento genético de árboles, cultivos y animales es más “preciso” y rápido es porque es “dirigido”, muy especialmente sustentado en los secuenciadores de alta velocidad y los marcadores moleculares.

Sin embargo, es la nanotecnología, a mi juicio, la tecnología que más ampliará y profundizará la lógica de la precisión en los años y décadas que vienen. Y lo hará en los distintos eslabones y ámbitos de las cadenas alimentarias. Mencionemos algunos ejemplos. En primer lugar, fortaleciendo la agricultura de precisión. En segundo lugar, permitiendo la generación de alimentos inteligentes cuyos nutrientes ubicados en nanocápsulas serán mejor utilizados por el organismo humano y el de los animales. En tercer lugar favoreciendo una mejor gestión de la inocuidad. En cuarto lugar, fortaleciendo la prevención y control de enfermedades de plantas y animales.

En la última década se ha ido evidenciando un consenso en que la próxima gran ola de innovaciones en la agricultura surgirá de las crecientes y múltiples convergencias entre las tecnologías “info”, “bio” y “nano”. En el caso de la industria de los alimentos, a estas convergencias debe agregarse aquellas que vendrán de los avances científicos y tecnológicos de la neurociencia.

La precisión es, en síntesis, uno de los rasgos más característicos de la nueva revolución agrícola y alimentaria, rasgo que con mucha probabilidad se acentuará en los tiempos que vienen.





jueves, 6 de enero de 2011

DIEZ AÑOS DE CAMBIOS EN LA AGRICULTURA Y EN LA INDUSTRIA DE LOS ALIMENTOS

La década que termina fue un tiempo de grandes transformaciones en la agricultura y en la industria alimentaria. Sin intentar hacer un recuento exhaustivo, acá destaco algunos hechos que permiten afirmar que estas dos realidades son muy distintas el año 2010 de lo que eran cuando el siglo se iniciaba. Estos son algunos de ellos:

1.- La crisis alimentaria golpea fuerte.  Los años 2007 y 2008 fueron años de significativas alzas de los precios de los alimentos. En artículos anteriores hemos analizado las causas y los impactos de dichas alzas, por lo que no las reiteraremos en esta oportunidad. Solo diremos al respecto que la crisis alimentaria llevó a la agricultura a las portadas y noticieros en todo el mundo y reposicionó las políticas de seguridad alimentaria. Tal como lo sostuvieron organismos como la FAO, el IICA y la OCDE los precios después de esos años no retornaron a los niveles pre-crisis y en los últimos meses han aumentado fuertemente.

2.- Primeros alimentos etiquetados con la huella de carbono. La primera década del siglo XXI fue la década en que la agricultura y la industria de los alimentos inician la medición del contenido de  carbono equivalente en sus procesos productivos y productos y de esta forma se comprometen con la mitigación de los gases efecto invernadero. Esta es una exigencia que parte de los mercados de los países desarrollados pero que con toda seguridad se ampliará en los años que vienen. En esta década también se inicia el debate sobre la necesidad de hacer un uso más eficiente del agua a través de la huella hídrica.

3.- Cien millones de hectáreas de cultivos transgénicos. El año 2006 fue el año en que se alcanzó la superficie de 100 millones de hectáreas con este tipo de cultivos. En la actualidad  esta superficie es algo más de los 130 millones de hectáreas en el mundo. Durante los últimos diez años se avanza notablemente, además, en la secuenciación del genoma de varias especies vegetales y animales. Vinculado al tema de los transgénicos se acuña y consolida el concepto de coexistencia, a partir del cual se debiera poder desarrollar los distintos tipos de agricultura existentes en la actualidad.

4.- El boom de los alimentos funcionales. El presente siglo pareciera ser el siglo de los alimentos funcionales. Si bien este tipo de alimentos existen desde hace tiempo y el concepto se desarrollo a fines del siglo pasado, es en la década que termina cuando la producción y el consumo de estos alimentos crecen exponencialmente. Los principales centros de investigación agrícola del mundo, así como las grandes empresas productoras de alimentos, destinan ingentes recursos para evaluar los atributos funcionales de distintos productos y para desarrollar alimentos funcionales.  El boom de los alimentos funcionales está estrechamente relacionado a la creciente preocupación de las personas por su salud y estado físico.

5.- Creciente posicionamiento de América Latina en la producción de alimentos. La crisis alimentaria como la mayor evidencia del cambio climático ha posicionado y consolidado la idea que América Latina,  especialmente América del Sur, constituyen la reserva alimentaria del mundo. Países como Chile a principios de siglo se planteó el desafío de transformarse en una potencia alimentaria. Esta idea la hizo suya el Consorcio Agrícola del Sur unos años después. Las grandes transformaciones de la agricultura del Brasil que llevaron a este país, por ejemplo, a ser el  más grande exportador de carne bovina del mundo, se inscriben en esta perspectiva.

6.- Despliegue de la investigación y de las aplicaciones en nanotecnología y neurociencia. Si bien las investigaciones sobre potenciales aplicaciones de la  nanotecnología a la agricultura y a la industria de los alimentos se inician durante  los años 90 del siglo pasado, la  primera década de este siglo fue testigo de las primeras aplicaciones (muy incipientes) en estos ámbitos. Esta década fue testigo, además, de la intensificación de las investigaciones de la relación cerebro – alimentos por parte de los centros de investigación y de las grandes empresas mundiales de alimentos. 

7.- Más de la mitad de la población mundial es urbana. El año 2008 fue el año en que la población urbana alcanzó el 50% de la población mundial. Obviamente esta es la primera vez en la historia de la humanidad en que se está en esta situación. La urbanización del mundo, en complemento a la globalización y la incorporación de las mujeres al trabajo, han estado cambiando los hábitos alimentarios de la gente y lo seguirá haciendo en el futuro.

8.- Consolidación del inicio de una nueva revolución alimentaria. Tal como lo hemos planteado en este blog, el mundo vive una nueva revolución alimentaria. Esta revolución es más amplia y más profunda que las anteriores y está sustentada en las grandes revoluciones tecnológicas de nuestro tiempo: TICs, biotecnología y nanotecnología. Los primeros dos lustros de este siglo fueron de consolidación del inicio de tal revolución.